A menos de un mes del primer paro general conjunto contra un gobierno
Kirchnerista, las dos centrales obreras convocaron a una movilización
para el próximo 19 de diciembre en Plaza de Mayo, para mantener vivos
los reclamos planteados en la jornada del paro general. El Intransigente
entrevistó a Pablo Micheli, secretario general de la CTA que, junto al
camionero y ex aliado del Gobierno, Hugo Moyano, representan el núcleo
duro del sindicalismo crítico a las políticas del cristinismo.
- ¿En qué se diferencia la convocatoria para el próximo 19 de diciembre con la del pasado 20 de noviembre?

En
primer lugar, el 19 de diciembre va a ser una gran movilización y no va
a haber paro, porque está convocada a las 17 horas, lo que permite que
la gente pueda ir a la salida de su trabajo, inclusive para que mucha
clase media –que habitualmente no participa de las convocatorias hechas
por las centrales de trabajadores- pueda participar, porque le damos la
garantía que va a estar todo en paz y tranquilidad.
- ¿Quiénes convocan a la manifestación?

Convocamos
la CTA, la CGT, la Corriente Clasista y Combativa, Barrios de Pie,
Federación Agraria, la Federación Universitaria Argentina y otras
organizaciones.
- Algunos sectores del oficialismo ya criticaban la marcha
por ser convocada para el 19 de diciembre, fecha trágica de la historia
argentina. ¿Qué opina de esa crítica?

No
nos interesa lo que piense el oficialismo, porque en lugar de criticar
el día que los trabajadores elegimos para movilizarnos, deberían
preocuparse por llamarnos a discutir los problemas que estamos
planteando. No obstante, lo hacemos con orgullo el 19 de diciembre, en
conmemoración y homenaje a aquellos que fueron asesinados por la
represión policial del Gobierno de De la Rúa.
- ¿Cambió algo después del 20 de noviembre a la fecha con el oficialismo?

Tengo
que decirle que no cambió prácticamente nada. Lo único que se
agigantaron fueron las diferencias, particularmente a partir de las
agresiones de la Presidenta y el maltrato que tuvo con las medidas que
llevamos a cabo y la negación rotunda a poder dialogar con quienes
pensamos distinto. Eso se ha acentuado y nos preocupa sobremanera.
- ¿Cuál es su análisis respecto de las declaraciones de
Cristina Fernández respecto a que los jubilados que accionan legalmente
contra el Estado para lograr la actualización de haberes que les
corresponde son caranchos?

Es
impresentable semejante declaración. Yo lo había dicho cuando el 20 de
noviembre parecía integrante de una barrabrava diciendo que a ella nadie
la corría. Y ahora decirle esto a los jubilados es una falta de
respeto. Nosotros queremos hacerle un homenaje a los jubilados esa
tarde. Moyano fue muy claro cuando dijo que no aceptamos bajo ningún
concepto esa descalificación a los jubilados.
- La CTA siempre se caracterizó por tener dirigentes de un
perfil muy distinto a lo que fue históricamente la CGT. ¿Cómo conviven
con la cercanía, por ejemplo, de Luis Barrionuevo?

Yo no estoy cerca de Luis Barrionuevo.
- Pero indirectamente si, porque de hecho convocan juntos una movilización.

Nosotros
tenemos unidad de acción con la CGT y sus corrientes internas. La Azul y
Blanca es una corriente interna y es una decisión de la CGT con quien
participa en cada acción qué hacer con nosotros. Yo tampoco le voy a
permitir a Moyano que me diga que no le gusta tal o cual sindicato que
esté dentro de la CTA. Lo mismo pasa al revés, no voy a decirle a quien
quisiera o no en la convocatoria. La unidad de acción va con la CGT y
con todo lo que eso implica.
- ¿Y por esa decisión, hay alguna crítica interna?

En
realidad, no es por Barrionuevo. Desde el principio, no fue ni es un
trámite simple el tema de tantos años de desavenencias y ahora estar en
la unidad de acción. Los compañeros lo terminan entendiendo en el
sentido que lo planteamos. Esto no es pérdida de identidad de la CTA y
reitero en todas las oportunidades que las diferencias que tenemos con
la CGT las seguimos sosteniendo. Hoy nos unen cinco puntos
reivindicativos y eso desemboca en una unidad de acción coyuntural.
Ojalá que pueda trascender, pero por ahora es solamente eso. La CTA es
la CTA y la CGT es la CGT.
- ¿Y cómo quedó la CTA? ¿Hay posibilidades de reiniciar el diálogo con Hugo Yasky?

Con
Hugo Yasky no creo que exista la posibilidad de acercamiento porque
está absolutamente encolumnado detrás de la Presidenta y ha perdido toda
objetividad. Hoy Yasky responde más a los mandatos del Gobierno que a
los mandatos de los trabajadores. Pero con el resto de los compañeros
que están en ese sector que han quedado debilitados y con poca
representatividad, no tenemos problemas. Todo pasa por romper la
dependencia con el Gobierno, con éste y con cualquiera. Porque uno de
los principios fundacionales de esta Central es la autonomía de los
partidos y gobiernos.
- ¿Qué pasa si mañana la Presidenta los recibe, acepta y resuelve todos sus reclamos de la CTA y CGT?

Si
esto ocurriera, primero diríamos que la pelea dio sus resultados, y que
evidentemente tuvo que haber un paro y movilizaciones para que eso
ocurriera. En segundo lugar, saludaríamos como un paso importante que
esto ocurriera, más allá que lo haga sin nosotros. Porque nuestro
objetivo es que lo resuelva para los trabajadores del país. Y seguiremos
criticando lo que no se resuelve: la soberbia del Gobierno, la
problemática de la inseguridad, la salud y educación, temas que seguirán
estando en la agenda. Pero bueno, si hay señales de algunas cosas,
nosotros morigeraremos las críticas.
- ¿Cómo imagina el panorama político de 2013?

Es
un año importante y electoral. Creo que es una buena oportunidad para
que los sectores ligados al campo popular puedan disputarle la hegemonía
absoluta que tiene el kirchnerismo con la derecha representada por el
Pro en el Congreso Nacional. Es importante que el pueblo juegue un papel
destacado, pero para eso es necesaria una oposición de centro izquierda
unificada. Y nosotros vamos a trabajar en ese sentido.
Fuente: Guido Baistrocchi, www.elintransigente.com
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